En esta oportunidad tenemos la responsabilidad de resignificar un torneo de polo desde el aire. De pronto, nos encontramos recorriendo una larga calle de tierra, y a lo lejos, visualizamos las canchas de polo, esos grandes latifundios de verde césped cortado al ras, enmarcados por zócalos de madera. A un costado, los caballos y sus jinetes, los jugadores están listos para bramar.
Rápidamente nos disponemos a preparar nuestro equipo para comenzar a filmar los distintos partidos que se sucederían. Una vez en el aire, todo toma un nuevo significado, todo es más pequeño a la vez que más espectacular.
Comienzan a jugar. Los jugadores van de un lado a otro disputando la pelota, las tomas fluyen al ritmo del juego que despliega todo su potencial gol a gol. A medida que vamos tomando confianza nos acercamos más a las jugadas y todo se vuelve más subjetivo.
Planos cenitales acompañan el movimiento del juego, que recorre la cancha a medida que transcurre la tarde y los partidos se suceden. Enmarcado en un entorno agreste y de alta competencia los partidos van de la cancha uno a la dos, mientras que los petiseros corren remplazando los caballos chaker a chaker y los jugadores despliegan todo su potencial.
Esta será una tarde que quedara para el recuerdo, por tratarse de una experiencia nueva, por ser un entorno en donde conviven la naturaleza, el deporte y la destreza humana, por los paisajes y por la exigencia que implica filmar un deporte tan dinámico y cambiante.
Ph: Simón Laprida - Polista: Lia Salvo
Muy felices con los resultados y habiendo acumulado horas de vuelo y filmación en un entorno en el que nunca antes lo habíamos hecho, emprendemos el regreso a nuestros estudios para clasificar, ordenar y editar ¡más de 64gb de contenido!